Odio este pueblo y amo su tranquilidad. Sin ‘pero’, porque combino el sentimiento. Mi mente siente paz y aunque no dure más de dos horas y trece minutos (en los mejores casos) hasta mi bipolaridad me trae aun más paz. Odio los domingos y los amo a la vez. Ni se por que.
A veces soy absurdamente previsible. Osease, humana. Otras, absurdamente rara. Un robot. Un androide. Pero pequeño. De esos que te caben en el bolsillo. Soy de las que ven lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Pero jamás me he sentido pequeña en comparación con universos infinitos.
En resumen. Soy neurótica, cabezona, bipolar, fría, calculadora, un desastre, alternativa, dependiente, independiente y estoy en peligro de extinción.
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